La satisfacción de las demandas de servicios, tanto actuales y como nuevas dentro de la tienda, en un ambiente económico desafiante y que pasa por el control omni-canal, está poniendo en un aprieto al encargado de tienda y su papel dentro de la misma. Desde ayudar a los clientes con auto-escaneo, preparación de pedidos de click & collect, hay una diversidad de tareas mucho mayor y que no solía existir dentro de las competencias de este puesto de trabajo, esto a la vez que resulta en un cambio positivo para los clientes, puede causar distracción y desafíos dentro de la actividad de la tienda del día a día.

Aunque el minorista establezca procesos para gestionar los precios y promociones en sus distintos establecimientos, de una forma más o menos automatizada, al final esto siempre depende de una intervención manual y de la prioridad que se le dé en cada caso. Cuando se comunica oficialmente a la tienda que debe poner o retirar una promoción, son los encargados de la gestión en tienda los que recorren el establecimiento poniendo y quitando etiquetas y comunicándoselo al resto del personal.

A la hora de gestionar las promociones, es imprescindible garantizar que el producto esté disponible a través del canal pertinente y al precio que le corresponde. Es fundamental que desde las oficinas centrales se pueda controlar la gestión de las etiquetas promocionales (impresión, distribución y aplicación), comunicar las tareas a las tiendas y comprobar que la actividad se está llevando a cabo en todas correctamente.

Readaptando algunos procesos, los comercios pueden lograr ganancias marginales, mejorar la experiencia de cliente y aumentar la eficiencia de los procesos para ahorrar costes, además de garantizar que las promociones se apliquen y retiren en tiempo real.

Un ejemplo de optimización de procesos sería una solución que guiara a los dependientes en la tienda mientras aplican, retiran y comprueban los precios promocionales (y también los precios no promocionales, en el caso de una comprobación general o una auditoría interna). Un sistema de este tipo proporciona una visión general de la ejecución de los procesos, de la conformidad normativa tanto en la tienda como a nivel global, y de los indicadores clave de rendimiento relativos a la eficiencia.

Desde gestionar en tiempo real las promociones, el inventario y las tareas, hasta usar etiquetas electrónicas en las estanterías, la tecnología permite rentabilizar al máximo la inversión en los sistemas del comercio minorista para garantizar que los consumidores puedan comprar lo que quieran, cuando quieran y al precio indicado.

No se trata de cambiar un sistema de arriba abajo, sino de ampliar las posibilidades y de establecer niveles en los procesos que nos facilita la tecnología.