Aumenta el interés del mercado por la RFID...

La RFID, o en otras palabras, el uso de etiquetas de radiofrecuencia para la identificación, el seguimiento y la localización, nos rodea. Se utiliza, por ejemplo, para identificar a nuestras mascotas, pagar peajes, controlar accesos en estaciones de tren, controlar la calidad de los productos alimenticios, entre otras aplicaciones. Pese a que la tecnología en la que se basa la RFID ya ha alcanzado su madurez en gran número de aplicaciones, ha estado muy sobrevalorada en los últimos años. Muchos integradores se vieron obligados a ofertar soluciones RFID, sin embargo, las elevadas expectativas puestas en ella nunca se vieron cumplidas.

El motivo principal es que con la RFID se abren infinitas posibilidades. Dependiendo del tipo de radiofrecuencia y del tag que se emplea, las capacidades de cada solución RFID pueden variar significativamente en términos de distancia de lectura, tipo y volumen de información almacenada o coste de su implantación.

No obstante, cuando se elige el material y enfoque correctos de una aplicación RFID, pueden obtenerse importantes ventajas en cuanto a capacidad de seguimiento y eficiencia. En la actualidad, cada vez son más los proveedores de soluciones que se están concentrando en nichos de mercado cuyos requerimientos y beneficios en lo concerniente a la RFID pueden definirse con mayor facilidad. Es más, ahora que la tecnología está alcanzando su madurez en varios nichos y demostrando su conveniencia, la RFID, junto con otras tecnologías, vuelve a tener protagonismo en los entornos de la cadena de suministro.